Los lodos de las Charcas son fruto de siglos de acción del sol y de las aguas de elevada salinidad del Mar Menor.
El resultado es un barro que, aplicado sobre la piel, tiene un gran valor terapéutico en todo tipo de afecciones: reumatismo, artritis, gota, patologías cutáneas, rehabilitación tras fracturas óseas, garganta, etc.
El complemento ideal al tratamiento es tomar un baño en las mineralizadas aguas del Mar Menor.